sábado, 29 de octubre de 2011


Te conseguí la luz del sol a medianoche y el número después del infinito,
Instalé la Osa Mayor en tu diadema y tú seguías ahí como si nada;
Endulcé el agua del mar para tu sed, te alquilé un cuarto menguante de la luna,
Y como buen perdedor busqué en la cama las cosas que el amor no resolvía.
Acabé con los jardines por tus flores, inventé la alquimia contra la utopía,
Y he llegado a confundir con la ternura la lástima con que a veces me miras;
Que triste es asumir el sufrimiento, patético es creer que una mentira convoque a los duendes del milagro que te hagan despertar enamorada.
Y cómo duele que estés tan lejos, durmiendo aqui en la misma cama.
Cómo duele tanta distancia, aunque te escucho respirar y estás a cientos de kilómetros...
Y duele quererte tanto, fingir que todo está perfecto mientras duele gastar la vida tratando de localizar lo que hace tiempo se perdió...

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